Enteógeno, lo sagrado en ti: Psilocibina y conexión interna
La palabra “enteógeno” proviene del griego: en (dentro), theos (dios o lo divino) y gen (generar). Su significado literal es “lo que genera lo divino dentro”. Definido de otra forma podemos decir que un enteógeno es una sustancia natural presente en algunas plantas, hongos, inclusive animales, que expande la consciencia, abriendo puertas internas hacia lo sagrado, lo olvidado y lo esencial. No es casualidad que los enteógenos hagan parte de lo que define lo sagrado, y la conexión espiritual principalmente para pueblos ancestrales, quienes han sabido identificar estas sustancias incluso en lo más profundo de la selva, han aprendido a combinarlas con precisión —como en el caso de la ayahuasca y la chacruna—, y han ritualizado su consumo en ceremonias que no solo conectan con lo espiritual, sino que permiten una experiencia de trascendencia. Estos encuentros no son simplemente actos simbólicos: son portales a estados de conciencia más amplios, a una conexión viva con la naturaleza, el espíritu y el Todo.
Así los enteógenos, son una herramienta creada por la naturaleza, —o si se prefiere, la Madre, el Todo o Dios— puesta a nuestra disposición para que, recordemos la divinidad, la conexión esencial y todo lo que nos habita, a través de la expansión de la conciencia y del amor esencial, es por esto que muchas personas sienten, luego de una experiencia enteógena, que han “vuelto a casa”, que se han reintegrado a una unidad que transforma por completo la forma en que ven el mundo y experimentan la vida.
Desde esta perspectiva, es fundamental desmitificar la noción errónea que asocia estas sustancias con las llamadas “drogas psicodélicas”. Los enteógenos no son de uso recreativo, no generan adicción al consumirse, ni son la puerta de entrada a “drogas más fuertes”, los enteógenos desde la mirada científica, interactúan con receptores serotoninérgicos, generando patrones neuronales que favorecen la percepción expandida, la disolución del ego y la emergencia de emociones profundas o visiones simbólicas. Pero más allá de la bioquímica, su poder reside en el contexto y la intención: en manos conscientes, un enteógeno puede ser una llave hacia la sanación, la creatividad, la reconciliación interior y la experiencia de unidad con todo lo que existe. Son portales. No porque transporten a otro mundo, sino porque nos devuelven al centro del nuestro.
En este marco, quiero hacer foco en uno de los enteógenos más comunes y estudiados: la Psilocibina, una sustancia natural presente en una familia específica de hongos conocidos como hongos psilocibios. Al ser consumida, la psilocibina se transforma en el cuerpo en psilocina, una molécula cuya estructura es muy similar a la del neurotransmisor serotonina, lo que le permite actuar sobre los mismos receptores cerebrales; regulando múltiples funciones del cuerpo y la mente, como el estado de ánimo, el sueño, la percepción sensorial, el apetito, la memoria, el procesamiento emocional, inclusive la reducción de la ansiedad. Este conjunto de efectos ayuda a explicar por qué, en contextos adecuados, la psilocibina puede facilitar procesos profundos de sanación, claridad mental y reconexión con uno mismo. Su potencial terapéutico está siendo validado por investigaciones científicas en todo el mundo, pero su sabiduría ha sido reconocida por culturas originarias desde hace siglos.
En Muscaria Lab sabemos que el conocimiento es el primer paso hacia una relación más consciente y sagrada con la naturaleza y con uno mismo. Por eso, este viaje apenas comienza. Los enteógenos, y en especial la psilocibina, nos invitan a recordar lo esencial, a mirar hacia adentro y a despertar una conexión viva con lo que verdaderamente somos. Te invitamos a seguir explorando junto a nosotros este vasto y misterioso universo fúngico, donde ciencia, sabiduría ancestral y transformación interior se entrelazan. Muy pronto compartiremos más contenidos que despiertan la curiosidad, amplían la conciencia y cultivan el espíritu. Este es solo el primer portal.